29.7.11

Frustración

Son las 8:30 de la mañana. Viernes. Inicio de Feria y mundial de fútbol en la ciudad caos. Se triplicará el caos. Gas. Me dispongo a servirme mi segunda taza de café del día, Juan Valdez -obviamente-, soy colombiana y merezco tomar de los mejores cafés del mundo, me rehúso a tomar el ripio de la producción de café -el que no califica como calidad de exportación- como hacen tantos resignados. Intento combatir el sueño mientras me deleito con las historias de Bukowski, pero todo parece indicar que esta batalla la perderé.

Cabeceo, me pesan los ojos, no puedo concentrarme bien y este libro merece más. Lo cierro. Busco una posición adecuada de descanso en oficina -estoy segura que no existe tal cosa- que me deje pestañear mientras despisto a los demás. Miro alrededor, no hay nadie, me recuesto y duermo.

Suena el teléfono, despierto. Sigo en la oficina, afuera pitan buses. 12 minutos -no es suficiente- pensé, pero seguramente pronto entrarán mis compañeros y sería bueno que no me vieran durmiendo. Me incorporo. Frente a la pequeña L que forma mi escritorio, me pongo las gafas y comienzo a jugar en el celular -ya tiene pantalla antiespía- y nadie sabrá lo que hago en mi teléfono.

Maldita sea, apenas son las 8:59.

Un poco de confesión

Extraño a veces llamarte en las noches, "hasta mañana bixi, japi nit".
Extraño a veces dormir contigo y jugar a abrazarte o a que me abraces y de repente movernos para un minibesito y seguir durmiendo.
Extraño a veces mirar tus ojotes y perderme viendo tu boca mientras mi mente recrea el sabor y la textura de tus labios, con esos movimientos únicos que hacen de tus besos semejante placer.
Extraño a veces tu cuerpo sin ropa, rozarte despacio con mis delgaditos dedos, desde la cabeza hasta los pies, recorriendo todo lo que hay en tu físico que me atrae como imán y tanto me gusta.
Extraño a veces, a veces mucho, a veces no tanto. Respira mi alma sonriente al saber que siempre estás a mi lado. En mi mente te dibujo con facilidad y eso me ayuda a sostenerme hasta que vuelvo a estar a tu lado, momento en que me recargo y me lleno por dentro de herramientas para satisfacer un poco los anhelos de vos cuando te extraño.

28.7.11

Influencia

Y la sigo buscando a ella. Soltarle mil palabras a cualquiera y recibir otras mil no satisfacen mi maldito deseo de hablar con ella.
La pienso, la busco, no la encuentro y la puteo. Se me perdió y no supe cómo, ¿cómo si todo estaba tan bien? Muchas sonrisas, conversaciones divertidas y llenas de sinceridad, abrazos y todo ese coctel que nos hacía una relación casi perfecta, se fueron al carajo cuando ella agarró la opción de desaparecer, o tal vez no la agarró, simplemente dejó fluir su talento innato de ausentarse.
Vaya mierda, en qué estará y 30 preguntas más me nadan en la cabeza como delfines en apareamiento y dan vueltas y vueltas, una tras otra, enloqueciéndome porque no hay respuesta a ninguna, lo único que sé es que no está, claro, y que me hace tanta falta como siempre que se va.

Presentes

Mamá… presente
Papá… presente
Tía… presente
Hernán… presente
Nani… presente
Andrés… presente
Mona… presente
Antonia… presente
Mongo… presente
Ana… presente!

Todos presentes, no importa nada más. Luego de 27 años he aprendido que nada importa más en la vida que la familia y saber que hoy estamos todos aquí es un motivo de alegría y mucho amor.

Vivir presentes, no escondidos en recuerdos de tiempos que no se repetirán, mucho menos enfocarse en el futuro porque jamás podemos asegurar que ocurrirá. El futuro es una nublada idea de realización, en la que nada está confirmado y nada es seguro. Es, por lo tanto, imposible de predecir.

El presente es en donde jugamos a la vida y el único tiempo en el que nos tenemos que concentrar.

Hoy estamos presentes, todos estamos aquí, unidos, disfrutando de la compañía, luchando por la vida y nada más importa.

Ya fue

Es inútil. No es la primer persona que se va. No es la primer vez que lo hace. Debería haberme acostumbrado hace mucho tiempo. Debería no dejarla entrar jamás, debería sentir más ganas de olvido que de hablarle. ¿Para qué buscarla si no me extraña? Si no me busca, si su vida sin mi no le hace necesitarme.

¡A tomar por culo! Muchos se han ido en el camino a pesar de lo bien que iba el recorrido, ¿por qué habría de extrañarme que se vaya alguien con quien el viaje ha sido tan complicado?

Que se quede lejos, en su ausencia, allá donde es imposible encontrarle, donde no se tiene que esconder.

Que no vuelva, que si lo intenta se encuentre con un muro de fortaleza, de decisión y de olvido, que no pueda penetrar ni usando todos sus encantos, porque precisamente eso es lo que hace, entra, encanta, engancha y se marcha.

¿De qué va eso? Yo nunca lo voy a entender y no quiero proporcionarle zona de juego, si quiere jugar con alguien que vaya a un parque, a un casino o a la porra, pero a mi que me deje en paz.

Muchas promesas y otras cuantas más las cocinó en su caldo de desolación que no voy a tomar porque no me hace bien, es hora de pasar otra vez la hoja y con la mano recuperándose volver a jugar, a dibujar en mi mente nuevas historias, grabadas con personajes apreciados y que aprecian, es hora de reaccionar y a olvidarle jugar, pero no jugar como siempre, esta vez jugaré a ganar.

Su grandeza no radica solamente en su poder sino en el que le he otorgado, pues bien, no entiendo para qué hacerlo ahora, por eso le quitaré su "reinado" de magia y todo lo dejaré en unas letras que jamás fueron leídas y unos recuerdos que más queman que alegran.

"Se acabó esta maricada"

19.7.11

No es por exagerar -ni nada-

De tanto extrañarte siento perder la cabeza que todo el tiempo está ocupada buscándote en mis memorias, recreando escenas, intentando escuchar tu voz, ver tus ojos brillar, sentir mi cuerpo abrazándote, coger tus manos y simplemente verte sonreír.

No puedo concentrarme en otra cosa que no seas vos y me quema asquerosa y dolorosamente tu ausencia.

Ese silencio que tantas veces has usado como escudo o refugio me vuelve a castigar dejándome infinitas preguntas, que no son más que disparos mentales porque no hay quien les de respuesta.

No estás para aliviarme y en mi tristeza me carcomo. Al parecer olvidaste que muero sin vos de "pena moral" y que tenés esa irrefutable capacidad de tranquilizarme cuando mi alma padece de agonías y locuras.

No tengo la menor idea de lo que ha pasado que te arrancó tan drásticamente de mi presente, dejándome divagando en un pasado que cada día se divisa más lejano y borroso.

Con las manos atadas recurro a lo único que poseo, mis letras, para intentar aunque sea por unos momentos captar tu atención, con el fin de que adentro tu chip de quien soy se active y tal vez volvás al lugar en mi vida que te corresponde con exclusividad.

Sólo quiero que volvás, si no lo vas a hacer me condenás al olvido y hasta hoy recuerdo que jamás he logrado olvidarte.

¿Me quieres apoyar?