12.8.09

Diablo y corazón

Amarramos el corazón con una cuerda de acero, inoxidable, le dimos muchas vueltas para evitar que las afloje con su palpitar, no podemos permitir que vuelva a dejarse crecer alas y si lo hace, no podrá volar de cualquier forma.  Tiene mucha fuerza, pero está tan apretado que lo único que puede hacer es tranquilizarse o se desangrará por las heridas que le seguirán saliendo si intenta volver a soltarse.

De igual forma amarramos el diablo con una cuerda de acero, sí, como la de una guitarra, o mejor, como la de un bajo, gruesa, fuerte, difícil de reventar.  Le soldamos las puntas a la cuerda y lo encerramos en una caja fuerte para que no se pueda escapar, el diablo tiene esa capacidad de escabullirse por cualquier rendija que vea disponible, por cualquier falla y suficiente daño ha hecho.  Era divertido jugar con él de vez en cuando, pero tuvimos que quitarle la libertad.  Lo podemos sentir aún, gritando, dando golpes, lanzando maldiciones, saltando, me imagino que se intentará arrancar los cachitos de desespero, pero está tan encerrado que pronto entenderá que es mejor acostarse a dormir o morir, aunque no creo que pueda morir, ¡es el diablo!

¿Dónde están las llaves de la caja fuerte? ...mmm... ¡Les contamos a cambio de sus vidas!  (aquí es donde me río)... Jugando, como siempre, podemos decirles que una está en un lugar lejos, de difícil acceso, rodeado por algo grande, profundo, no es posible llegar allí en cualquier momento por mucho esfuerzo que se haga, y la otra está en un lugar complejo, desconocido por muchos, un lugar tan ilógico que nadie se imaginaría que ahí está guardada, tampoco es fácil acceder a él y por eso están seguras, súper protegidas y quienes sabemos dónde están, sabemos también que muchas cosas malas podrían pasar si dejamos las llaves en manos de alguien más, que es mejor dejar el diablo encerrado y custodiar hasta que sea necesario las llaves para que nadie pueda dejarlo escapar.

Pura maldad, mucha maldad... Es fácil hacerla y difícil reparar los daños.  Algunos mortales creen que el tiempo sumado a las palabras hacen que los daños se olviden y así se arreglen, otros por el contrario creen que cuando algo se rompe hay que arreglarlo.  Bien sabemos todos que las palabras existen en las mentes y se hacen reales sólo en el momento en que son pronunciadas o leídas, no son más que eso ¡y hay que ver el poder que tienen!  Las palabras no solucionan mucho cuando con ellas no caminan las acciones.

Heme aquí tratando de volver a lo mío, jugando con palabras, al frente de lo que siempre quise y ¡no puedo dejar de sentir nada! Nada como en "Historia sin fin", la nada que todo lo destruye, la nada que podría sacar el diablo que encerramos con tanto esfuerzo, porque es tan fácil cambiar de parecer e inclinarme por el lado dañino que mantener el equilibrio es tarea de Titanes, la verdad es que es más fácil destruir que construir, pero las cosas fáciles son para los mediocres y ¡tal cosa no nos recorre por dentro!
No es cuestión de amar para hacer el bien, es como siempre, cuestión de Karma, el mismo que me hizo arrepentir de cosas ayer y hoy me cuida los pasos, sin el corazón en el ruedo porque no hay necesidad de arriesgarse, sigo andando, rodeándome de cosas buenas hasta llegar a mi estrella, al lado de ella... ¡a Alnitak!

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