18.4.07

Esperando

Sentada en un corredor, viendo como la tarde se dormía y le daba paso a la noche, me di cuenta que ¡en el mundo hay definitivamente gente muy aguevada!

También pude conocer lo que se siente al perder el tiempo caminando por las calles en unos zapatos incómodos, porque el destino final del camino estaba deshabitado.

Parada al frente de una puerta pude imaginar 100 mil cosas que pasaban detrás de ella, sin la posibilidad de averiguar la verdad.

¿Qué pasó? ¿En qué momento cambiaron los planes que cruzarían nuestros caminos?

Toqué el timbre una vez más, sabiendo cual sería la respuesta... La puerta seguiría cerrada y el silencio de tu mundo permanecería, a pesar de lo mucho que deseaba estar ahí y compartir un chocolate que había comprado en el camino.

Suena el teléfono y no es quien esperaba para abrir la barrera entre el desespero y la alegría, o tal vez entre el desinfle y la rabia! No lo sé, nunca sabré que hubiera pasado si hubiera entrado por que ya me estoy cansando de esperar y quiero irme a compartir, o a ver si alcanzo a compartir unos minutos con la ilusión más deseada que un día cobardemente deje acabar, y ahora sólo queda el deseo que la oportunidad regrese y luchar...

¿Dónde estás? Me pregunto al escuchar vida en el interior.

¿Qué está pasando? Quedan pocos minutos antes de partir.

¿Por qué no respondés? ¡Maldita sea!

Odio estar así, sin saber que pasa, sin saber por qué estoy aún esperando con el optimismo en el fondo de mi corazón.

Ahora mis manos están temblando, señal que tengo rabia... ¿podrá la nicotina calmarme un poco?

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